Capitulo 2: El inicio de una aventura
El corazón me latía a cien por hora, por suerte me había salvado aquel individuo. Al girarme para agradecérselo se había desvanecido, no había ni rastro de el, pero dejó una mochila.
Registré la mochila, contenía cuatro bocadillos, un saquito de avellanas, agua, una linterna, un cuchillo de cazador y un mapa. Fué una suerte ya que no había pensado en coger nada de alimento cuando salí de casa. Al abrir el mapa pude ver que era de Korils y en el había un punto marcado, tal vez era hacia donde se dirigía aquel hombre.
Me pareció un tanto extraño, pero debía proseguir mi viaje, tome la mochila y puse rumbo hacia aquel punto siguiendo por el sendero que tomé tras la escapada. Después de todo, aquel suceso, me facilitó la decisión del camino.
Tras varias horas de recorrido, ya acercándose el atardecer, empecé a tener hambre y busqué un lugar en el que comer . En una ladera de la montaña por la que estaba pasando divisé una cueva en la que poder cenar y pasar la noche .
La cueva era bastante oscura y olía ligeramente a humedad, me senté en una de las rocas que había cerca de la entrada y tomé uno de los bocadillos de la mochila.
Mientras comía me vinieron a la cabeza un sin fin de situaciones que podían ocurrirme en aquel lugar, aventuras fascinantes que podía vivir. La emoción me puso los pelos de punta, cada segundo que pasaba sentía que debía explorarla. Así pues me adentré en ella, a medida que avanzaba todo se tornaba mas oscuro y se intensificaba el olor a humedad. En el techo pude ver que había estalactitas a causa de la humedad, incluso algunas se habían unificado con estalagmitas formando una columna. Cuando apenas podía ver donde pisaba, pensé que no debía continuar sin algo que me alumbrara el camino, ya que podía caer en algún hoyo o habitar algún animal peligroso y no verlo.
Retrocedía hacia la entrada de la cueva decepcionado por no poder proseguir, pero antes de llegar recordé que la mochila contenía una linterna. Por tanto saque la linterna y me adentré a explorar con profundidad.
Iba con pies de plomo alumbrando el camino, vigilando cada esquina y donde pisaba en todo momento; en mi otra mano sostenía el cuchillo con fuerza, atento a cualquier cosa que pudiera aparecer. El suelo parecía algo inestable pero seguí avanzando hasta llegar al final de la cueva, giré sobre mi mismo para visualizar la zona, era una amplia cámara circular.
De pronto escuché un ruido, alumbré la zona de la cual provenía, era un monstruo! No podía creer que estaba observando, era una especie de oso deforme y desde luego con cara de pocos amigos. El animal arremetió contra mi pero logre esquivarlo lanzándome al suelo, el animal se giró y se alzó ante mi sobre dos patas mostrando su superioridad. En aquel momento mi cuerpo se estremeció, no sabia que hacer ante aquella situación, empecé a pensar que ese sería el fin de mi historia. No podía permitir que terminara ahí, me negaba rotundamente y definitivamente en un arrebato de supervivencia, me armé de valor y tomé ofensiva atacando con el cuchillo. El oso ante mi iniciativa me golpeó con furia el brazo, con tal fuerza que perdí mi cuchillo y caí al suelo. Tenia la camisa desgarrada y un fuerte arañazo en el brazo, no tenia nada que hacer contra el, me levanté como pude y salí corriendo rápidamente. El animal rugió como señal de victoria mientras me alejaba de la cámara.
Durante la huida, al cruzar por el suelo inestable, escuché un crujido y empezó a temblar. Debía acelerar el paso, parecía que fuera a desprenderse en cualquier momento; desgraciadamente no llegué a tiempo, sentí como mi cuerpo flotaba y descendía entre un montón de cascotes. Por suerte la caída fué breve, no había demasiada altura, pero cuando golpeé con el suelo me clavé varios de los cascotes, durante un lapso de tiempo deje de respirar. Intenté reponerme, pero no me quedaban fuerzas, el dolor inundaba todo mi cuerpo y se intensificaba progresivamente. Se me empezó a nublar la vista y finalmente me desmaye en aquel lugar.
Continuara...